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Agronegócio

Las mujeres que cultivan y custodian las plantas que podrían cambiar la cañicultura

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Distantes de los cañaverales tradicionales que cubren los paisajes de Mauricio José Troche, escondidas detrás de sus trajes de bioseguridad e inmersas en los ensayos, se las encuentra a ellas, cinco ingenieras químicas a cargo de la siembra en vitro de plantas de cañas de azúcar.

Paradoja: En la principal zona de cultivos de caña de azúcar del país se encuentra un laboratorio, en donde, entre cuatro paredes y en medio de estantes, cinco mujeres profesionales trabajan en el proyecto de cultivo de plantas in vitro que podría cambiar la cañicultura en Paraguay.

El innovador proyecto nació en la sección Desarrollo y Extensión Agrícola, de la planta alcoholera de Petropar, ubicada en Mauricio José Troche, Guairá. La multiplicación in vitro de caña de azúcar es liderada por el ingeniero Gilberto Duarte, aunque el cultivo y cuidado, en la primera etapa, son exclusivo mérito de cinco mujeres, que sin grandes extensiones de campo día a día trabajan para reproducir miles de plantines.

La caña de azúcar es una materia prima comúnmente utilizada para la producción de alcohol, un biocombustible renovable, que actualmente se mezcla con la nafta, uno de los principales combustibles que se usan en todo el país.

Mientras más alta sea la calidad de la planta de caña, mayor será la eficiencia para la producción de alcohol, por eso la importancia de plantas in vitro. Ya que un mejor rendimiento de la cosecha beneficiará tanto a la planta de alcohol como a los cañicultores de Mauricio José Troche, y otros distritos de Caaguazú y Caazapá.

Este método permite acelerar el proceso de obtención de plantas maduras y listas para ser trasplantadas al campo, lo que puede ayudar a mejorar la productividad y la eficiencia en la industria.

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Difícilmente otras personas sabrían lo que se produce en este biolaboratorio, donde se incuban las vitroplantas, ya que tiene un acceso restringido y solo los funcionarios autorizados pueden ingresar hasta allí.

Este centro de cultivo es custodiado por las cinco ingenieras químicas que con recelo cuidan que sus cañas no sean contaminadas con algún agente extraño.

En el laboratorio se encuentran tres micropropagadoras, las encargada de la operación de vitroplantas. Ellas son Lorena Godoy, Edith Ledezma y Anabel Segovia, las otras dos profesionales son Rebeca Rodríguez y María Ysabel Paniagua, quienes trabajan en el área de medio de cultivos.

Un proyecto ideado por trabajadores

La producción de vitroplantas nace de un proyecto sindical elaborado por los compañeros del sindicato Sitropar y acompañado por la Intersindical de Petropar, elaborado por Alfredo Vázquez y el ingeniero agrónomo Gilberto Duarte. Este proyecto comenzó hace varios años y fue ejecutado en el 2021”, detalló Lorena Godoy.

Fue así que se logró la inversión de unos G. 1.000 millones por parte de Petróleos Paraguayos para la edificación de este laboratorio y la adquisición de equipo con tecnología de punta, además de los reactivos utilizados hasta el momento.

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Además, para llevar a cabo este proyecto, los funcionarios fueron formados durante un año por la consultora en Biotecnología, la ingeniera agrónoma Marta Zacher.

Asimismo, mediante un convenio interinstitucional se trajeron las semillas para la planta madre del Instituto Paraguayo de Tecnología Agraria (IPTA), donde se encuentra un campo experimental de caña de azúcar, ubicado en el distrito de Natalicio Talavera.

Cañas en tubos de ensayos

El primer paso para dar inicio al proyecto fue la elección del material vegetal de propagación. Una vez conseguida la planta madre, para la multiplicación de esta variedad de caña de azúcar, se inicia con la cosecha en el campo, se corta la parte media de la planta con un nudo. Seguidamente, estos minitoletes se plantan en el invernadero en un substrato orgánico; después de tres meses comienza el corte de ápice meristemático (células capaces de dividirse).

En la segunda parte se realiza el corte y aislamiento de los ápices meristematicos. El proceso continúa con la desinfección de los brotes de la primera planta madre y eliminando las hojas maduras. Posteriormente, se procede al corte de los ápices meristemáticos, que se siembran en el medio de cultivo de establecimiento sólido en tubos de ensayo. Aquí los explantes son incubados en el cuarto de crecimiento a 27º a 30ºC de temperatura y 16 horas de luz, durante 4 semanas.

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Concretado el tiempo y regeneradas estas plantas son transferidas a frascos en el medio de cultivo de multiplicación sólida, donde se realizan siete subcultivos. El periodo de formación de brotes laterales es de 15 a 20 días para cada subcultivo de multiplicación. Después del séptimo subcultivo se pasa al medio de enraizamiento y en 20 días hay una adecuada proporción raíz-follaje.

“Es un trabajo procesual, que requiere de mucha limpieza, es minucioso, delicado, todos estos factores conllevan mucha disciplina y dedicación en las diferentes etapas del proceso de producción”, detalló la profesional.

Destacó que, además de las propiedades y el ambiente en que viven, lo fundamental es el control diario de las vitroplantas en sus diferentes etapas de crecimientos para descartar agentes contaminantes (bacterias, hongos, virus) y para la realización de los cambios periódicos es primordial el control de los medios de cultivos estacionados, para su posterior utilización.

Del laboratorio al campo

Cerca del final de la estadía de estas plantas dentro en el laboratorio, son removidas de los frascos y se lavan con agua corriente para eliminar los residuos del medio de cultivo.

Una vez listas se siembran en bandejas con substrato carolina cubierto con media sombra; 10 días después se retira. Una vez que tengan un buen desarrollo (aproximadamente 30 días) se separan las plantas y se pone una en cada hoyo de las bandejas, donde permanecen hasta tener un buen desarrollo (50 días) y estén listas para ir al campo.

Luego de casi 8 meses, el trabajo de las químicas se da por culminado.

Afuera, las cañas de azúcar son depositadas dentro del invernadero, donde los operarios en el área de aclimatación pasan a ser los responsables de la producción. En total trabajan en el lugar un encargado del vivero y otros tres operarios.

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En el área de aclimatación las plantas pasan de vivir en envase estéril de laboratorio a un entorno natural, por lo que se trata de un periodo de adaptación y donde se observa que sean capaces de producir sus propios alimentos (autótrofos), aquí permanecen aproximadamente unos 60 días; posteriormente, son llevadas al campo para su plantación.

“En el campo, la caña de azúcar necesita de buena fertilización y control de correctivos para controlar la acidez. Si se aplican los requerimientos nutricionales de la caña, esta nos dará un buen rendimiento. En el primer año, necesitan muchos fósforos para poder enraizar bien y buena cantidad de nitrógeno para follaje y potasio para la caña. En el segundo año, ya no se aplica buena cantidad de fósforo, sino nitrógeno y potasio”, explicó el jefe de Sección de Desarrollo y Extensión Agrícola, Gilberto Duarte.

El ingeniero agrónomo destacó que para una buena siembra es necesario hacer un buen análisis del suelo para poder saber qué propiedades más necesitan las plantas a ser cultivadas y realizar una buena corrección del suelo. Dijo que en el caso de las cañas de azúcar cultivadas in vitro igualmente requerirán productos químicos, normalmente utilizados en las plantaciones tradicionales.

Un impacto en la economía del producto

Al cumplirse el primer año del proyecto se llevó a cabo la plantación de las vitroplantas a finales de abril de este año, donde se plantaron 6.600 plantas en parcela demostrativa en la propiedad de la planta alcoholera de Petropar, sacando las primeras dos variedades del laboratorio sanas libre de plagas y enfermedades.

El equipo técnico tiene como impulso día a día poder aportar y generar un impacto en la economía de los pobladores de la zona.

“Esperamos que influya de una manera positiva a mejorar la economía tanto del productor como de la empresa. Mejorar el rendimiento industrial de la empresa en cuanto al Brix, pol y pureza de la caña de azúcar”, destacó Lorena Godoy.

Agregó que a título personal y del equipo también se trata de una “experiencia única”, ya que es un proyecto innovador no solo para Mauricio José Troche, sino para todo el país.

“Todas nos sentimos orgullosas del proyecto y de trabajar en el segundo laboratorio de biotecnología a nivel país, poder contribuir a través de nuestro conocimiento, aportando a la empresa estatal y al país, entregando semillas de calidad genética y sanitaria”, comentó. UH

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